
Cansado de vivir en un cuarto sin ventana y poca ventilación, opto por trasladar mi cama para reemplazar el techo por las nubes.
Mi cama pintada de rojo detesta los muros y la geometría de la razón. Prefiere la compañía de un pez hambriento y toda la intemperancia de los espacios poco transitados por el caminar.
Así, de ves en cuando voy a tomar una siesta expresionista a la isla rocuant. al cementerio número dos… al techo de la casa de mi madre.
La Deambulación -palabra que contiene la escencia misma de la desorientación del avandono al inconciente- se desarrolla por los bosques, campos, senderos y pequeñas aglomeraciones rurales. Parece como si la intención de superar lo real mediante lo onírico estuviese acompañada por una voluntad de retorno a unos espacios vivos y deshabitados, en los límites del espacio real. El recorrido surrealista se situa fuera del tiempo, atraviesa la infancia del mundo y toma las formas arquetípicas del errabundeo en los territorios empáticos del universo primitivo. EL ESPACIO aparece como un sujeto activo y vibrante, un productor autónomo de afectos y de relaciones. Es un organismo vivo con caracter propio, un interlocutor que súfre cambios de humor y que puede frecuentarse con el fin de establecer un intercambio reciproco. El ecorrido se desarrolla entre trampas y peligros que provocan a aquel que camina un fuerte estado de aprensión, en el doble sentido de "sentir miedo" y "aprehender". Este territorio empático penetra en la mente hasta sus estratos mas profundos, evoca imágenes de otros mundos donde la realidad y la pesadilla conviven juntas, transporta al ser un estado de inconciencia en el cual el YO todavía no queda determinado.
(Fragmento del libro: "Walkscape", el andar como práctica estética. Por Francesco Careri).
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