Reflexiones de Pinina Flandes acerca del proyecto conformado por Rosario Cobo y Luis Almendra; "LA NUEVA ORDEN MUNDIAL". Diciembre 2012.
LA NUEVA ORDEN MUNDIAL DESDE UNA PERSPECTIVA FILOSÓFICO-EROPOÉTICA
Por: Yecid Calderón (Pinina Flandes)
Cuando nacemos con el alma pre-clara se nos denomina de-formes. Somos cuasimodos de una civilización en la que la apuesta política quedó suspendida de una telaraña; atrapada, presta a que su líquido vital sea succionado. Fue así como del Estado solo quedó el terrible cascarón como huella de su miseria y vulnerabilidad. Pudimos haber perdido la vida en ese estrangulamiento que casi fue provocado por el cordón umbilical, pero, buen doctor, el remero de las parcas, se salió con las suyas: sobrevivimos.
Las empresas megalomaniacas de la decencia, el respeto, el buen saber, la tecnociencia, la tecnocracia, nos lanzó sin remordimiento al confín de los cuerpos desnudos. Vida nuda, para Agamben, lugar en donde la única esperanza política es la lucha a muerte, descarnada, sin tutela que amortigüe el impacto de lo violento, de los violentos; ese otro que también agobia con la misma radicalidad con la que el hambre mata. Esta desnuda política es nada más que su incumplimiento. Esta biopolítica no es otra cosa que la suspensión de un Estado de Derecho para convertir al aparataje estatal en simple verdugo, gendarme de un poder desalmado y corto, aunque eficiente, en el control de los cuerpos.
Sobrevivir ese día de mayo, o de abril, o de diciembre, o de cuando sea, cómo si la vida valiera la pena ser vivida en medio de un escarnio público, en medio de una orgía en la que los cuerpos resultan tan solo cepo, cadena, lugar de purga, residuo, cosita de nada. “Carne de cañón” dicen los clichés idiomáticos, o sea, para el proxeneta, utensilios libidinales, meros instrumentos para el ejercicio de una cosa que no es otra que su poder soberano sentado en la soberbia.
Dejemos la queja y el tono victimista que arde en todas partes como un eterno fuego. Vayamos a la propuesta: se sobrevive, pero no de cualquier modo. No se trata de hacerle el quite al aparato de la perversidad extrema, por el contrario, se trata de enfrentarlo con cinismo, con hedonismo, con lúdica ¿Cuál fue la razón por la cual la filosofía cínica de Diógenes de Sinope quedara estigmátizada bajo el apelativo de “filosofía de perros” y echada al olvido bajo el imperio de una voluntad amnésica que todo lo recubre y lo vela? Esa pregunta, tan relevante en la historia del pensamiento, es la que hoy cuenta. Conócete a tí mismo¡ Estamos cansados de escudriñar en el interior como sintiendo que algo dentro debe ser purgado, exorcizado, vomitado fuera de sí porque es nocivo. Conócete a tí mismo, pero bajo las reglas que una razón hegemónica propone.
No preguntes sobre los sistemáticos olvidos que se han impuesto sobre tu propia biografía, sobre la gran biografía pública que es la historia de todos los cuerpos sacrificados por las narrativas dominantes. Diógenes y Sócrates, los habitantes de Síbaris y Platón, Epicuro y Aristóteles. Todos los viejos filósofos puestos críticamente sobre la mesa. Críticamente que quiere decir, abiertamente, expuestamente, como cuerpos servidos para una merienda de comensales amorosos; una fagia que no estrangula con el diente, sino que besa y delira sobre la dermis a partir de las caricias.
Comensales náuticos, boca y nave que se desliza por la carne, con una lengua por vela, los dientes por tripulantes para el suave mordisco que no arranca sino que empuja la piel para amasarla. Humedecer el tacto con saliva, reactivando el fuego de la concreta presencia de esos nombres. Volver a la palabra de la filosofía Antigua en presencia de esta filosofía nueva, esta filosofía plástica, esta filosofía práctica, en la que pensar es la factibilidad del reconocer con esta performance --propuesta loca--, esta ciencia ficción ficcional en la que Cobo y Almendra se convierten en aficionados de control para parodiar el nuevo orden mundial. Los chilenos vertiginosos, nos sacan a empellones de este andamiaje de las vanaglorias para llevarnos a la Nueva Orden Mundial, sí, con femenino y todo, en la que ya no sólo sobrevivimos, sino en la que, a despecho de la máquina taumaturga de dolor, se ama de otra manera que en los comerciales de Nestlé y Coca-Cola.
Volver sobre las Cartas a Lucilio de Séneca, revisar los Pensieri de Marco Aurelio, el único gobernante filósofo de toda la historia, mientras se hace el amor en un viejo colchón, con la desnudez por camarada del pensar, y atravesar el pensamiento como ebrios de saberes que provienen de todas partes, de todas las historias; un conocer plural y gozoso, coctel para escancear sobre esa carne ausente (la de los filósofos antiguos) la bilis de nuestras contemporáneas urgencias.
Revisar los textos de los gnósticos enloquecidos con lo trascendente y verificar que hoy podemos encarnarnos hasta el paroxismo de la misma sangre: su putrefacción donada, su acontecer vulnerable, amoroso, poético; sin ninguna otra urgencia que la risa, la palabra que encuentra, el sino que proyecta una luz sobre las cosas para hacerlas un poquito de una misma. Lo risible es una revolución molecular, el juego es una pantomima ante el miedo, un sacrificio del tedio, del dolor, una ex -posición sin victimización, un delirio gozoso en la hemorragia; sin esa ardua queja que se queda en el reclamo y que evita u olvida o se hace la pendeja en cuanto a proponer un recurso, un horizonte, un universo paralelo: algún refugio activo, algún modo de proximidad con los que estamos cerca.
Universo paralelo de la Nueva Orden Mundial, minando no ya la macrofísica del poder sino sus pliegues microfísicos. Rechazo de la estrategia que usa la piedra y rompe los cristales, la arenga que lleva a los pueblos a su propio cadalso, a los héroes a la muerte, a los líderes a las tumbas. Macrofísica de las comunidades imaginarias, como el Estado nación, donde nadie es nadie, tan solo masa informe contra un poder que sobre esa magna lucha se sostiene y se multiplica, se vigoriza y catapulta. Lucha que desconoce la diferencia menor que no se emancipa en la reivindicación colectiva, dominada por otros modos análogos del poder central.
Para la Nueva Orden Mundial la imaginación desata la revuelta. Nada más revolucionario que pensar distinto y, a pesar de los agravios, rechazos o exclusiones, mantenerse a salvo en ello, disciplinadamente indisciplinando todo, jugando, proponiendo, erigiendo puentes de encuentro entre las que estamos cansadas de lo mismo. Las que estamos locas de atar y nos encerramos a deslindar parcelas de polen con abejas antiguas, a madurar miel con abejas reinas, a mojarnos las piernas con agua del Letheo, porque más que verdad queremos besar los labios vaginales más erectos de este tiempo. Las que crean, como Almendra y Cobo, máquinas para hacer un ejercito de enanos o conejos a través de una manipulación genética, o de repente, encubar en las rodillas luciérnagas de fondo de mar, o mantas rayas que se convierten en alfombras voladoras.
Mirar la filosofía con ojos incisivamente inquietos, hablar con un lenguaje rigurosamente creativo y exquisitamente expuesto. Y al final, siempre, al final, de cada hora, cada minuto o cada instante, como digo yo, o sea la Pinina, llevar el cuerpo como bandera y la carne como única consigna.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario